La gráfica FP Impresores, ubicada en Florida, es un infierno laboral: prepotencia de los jefes, categorías inferiores a las que marca el convenio, sumas no remunerativas adeudadas, tareas pesadas a las compañeras y salarios de miseria, son algunos de los muchos atropellos que se viven a diario.
Hartos de esta situación, un grupo de trabajadores decidió afiliarse al sindicato y reclamar la elección de delegados. Se repitió, una vez más, una historia conocida: a los pocos días llegaron 17 despidos. La excusa de una disminución de trabajo es, a todas luces, falsa.
La respuesta de los obreros fue inmediata: el lunes 4 se reunieron en asamblea y resolvieron por unanimidad la huelga con permanencia en el lugar de trabajo en reclamo de la reincorporación.
La patronal acudió a todo tipo de herramientas para quebrar la lucha: una nueva ola de despidos, la presencia constante e intimidante de la policía, mensajes de texto o llamados particulares y supuestas denuncias por ocupación.
El sindicato gráfico se limitó a responder las cartas documento y a denunciar a la empresa en el Ministerio de Trabajo (sólo por presión de los compañeros).
Durante los tres días que siguieron, en cambio, vinieron a prestar su solidaridad y apoyo la agrupación Naranja Gráfica, comisiones gremiales internas de la zona como la de Emfer, Bosch, Pepsico, entre otras y distintos partidos de izquierda.
Finalmente, el jueves 7 se dictó la conciliación obligatoria con todos adentro. Con una choriceada en la puerta y en un clima de gran fraternidad los trabajadores de FP celebraron "el día del gráfico" de la mejor manera. Ahora viene la etapa más dura: hay plena conciencia de que, vencida la conciliación, la patronal intentará volver a la carga.
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